lunes, 5 de noviembre de 2012

La Necesidad de poner Límites

Para un niño tener puntos de referencia claros sobre lo que debe o no debe hacer es de vital importancia. Un  sistema de normas estables le ayuda a saber predecir las consecuencias de su propia conducta. Le ofrece la seguridad de saber a que atenerse en todo momento.

No os quepa la menor duda de que vuestros límites le dan seguridad al niño. Sin ellos  se siente perdido. Los niños más inseguros y temerosos son aquellos hijos de padres muy permisivos o que tiene  un criterio educativo incoherente ( hoy te castigo por ésto, mañana lo encuentro gracioso) . Los niños sin disciplina sufren.

No creas que te va a querer menos por negarle o prohibirle ciertas cosas, le hace bien saber que eres tú, y no él, quien decide. Necesitan límites y normas claras y se sienten más seguros y cómodos interiormente cuando las tienen.

Los niños desean portarse bien, porque portarse bien les hace sentir válidos, y bien consigo mismo, su autoestima se refuerza  ¿A quien le gusta estar enfadado?



¿Que son los límites?
 
Son pautas, normas y reglas que establecemos para que los niños aprendan a comportarse. Ayudan a asumir el control del  comportamiento y a ser responsables de las acciones. Los límites son sinónimos de enseñanza.

¿Por qué necesitamos establecer límites?
 
-Ofrecen seguridad y protección
-Ayudan a tener criterio sobre las cosas.
-Pequeñas frustraciones para aprender a tolerar decepciones de la vida cotidiana.
-Enseñan a prever las reacciones de los padres en situaciones de duda.
-Les ayuda a "portarse bien" a ser "mejores persones", y por lo tanto, a tener un buen concepto de sí mismos y convivir e integrarse en la sociedad.


¿Cómo establecemos límites?

-Han de ser claros, concretos y necesarios.
El niño tiene que saber claramente que hacer, cuándo hacerlo, cómo hacerlo y qué consecuencia supondrá su cumplimiento o incumplimiento. ( es preferible decirle al niño
"quiero que permanezcas sentado en la silla mientras comes" que decir "pórtate bien"
 
-Hemos de ser constantes y consecuentes.
Algunos padres llaman la atención de manera indefinida (“veinte veces”). Si el niño se acostumbra a llamadas de atención muy prolongadas, las escucha como una música de fondo y termina por no atenderlas. La primera medida es reducirlas, es decir, acostumbrarle a que le llamáis la atención solo tres veces y a la siguiente vez actuáis.

-Coherentes
No podemos pedir a nuestros hijos que no digan palabrotas si por nuestra parte no somos capaces de evitarlas.
 
-Firmeza en las decisiones
Propongamos los límites como decisiones ya tomadas: Si lo hacemos en tono de pregunta o sugerencia , el niño será quien elija . Somos los adultos los que sabemos que es lo mejor para él/ella.
 
-Han de ser impersonales
Nos hemos de centrar en la conducta no en la persona. No etiquetemos ni generalicemos. Desaprobamos la conducta no al niño."No me gusta que me interrumpas cuando estoy hablando con alguien ( en vez de " no seas pesado")

-Hay que asegurarse  de que  el niño está prestando atención
Para llamar la atención hay que asegurarse de que nos va a atender. Por tanto, en muchas ocasiones eso obliga a que nos pongamos delante de él, le giremos la cabeza, le miremos a los ojos y nos aseguremos de que ha atendido a la llamada.

-Decir "no" no significa que tengamos que enfadarnos para decir las cosas
Les estamos enseñando porque no saben. Un beso después de un  "no" es un gran gesto.

-Felicitar las conductas adaptadas
esfuerzo = Resultado ( refuerzo positivo)
conflicto=oportunidad
 
-Explicar las consecuencias de los comportamientos
El refuerzo positivo promueve que el comportamiento se repita en el futuro. El castigo y otras técnicas como "Tiempo fuera" ayudan a que el comportamiento se reduzca. Castigo cómo consecuencia y no como amenaza.

-También decir que "sí"
Suele ser frecuente acompañar los límites con imposiciones ( "no hagas eso" "¡No toques!"...).Plantear el límite en términos positivos "mejor hazlo así".

-Controla las emociones
Delante de un mal comportamiento, lo mejor es contar un minuto con calma  y después preguntar con tranquilidad, "¿que ha sucedido?". Todos los niños necesitan que sus padres establezcan las guías de consulta para el comportamiento aceptable.

 

Cuanto más expertos nos hacemos en fijar los límites, mayor es la cooperación que recibiremos de los niños y menor la necesidad de aplicar consecuencias desagradables para que se cumplan los límites. El resultado es una atmósfera casera más agradable para padres e  hijos.

 









No hay comentarios:

Publicar un comentario