miércoles, 12 de diciembre de 2012

Educar en la Sociedad del S. XXI

Podríamos definir nuestra  sociedad  de muchas maneras: sociedad de la globalización, de crisis de valores...Una sociedad que provoca toda una adaptación para cubrir  las necesidades que se van planteando por lo que respecta a la educación de nuestros hijos. A partir de aquí podríamos delimitar como los pilares básicos para cubrir estas necesidades dos instituciones: la escuela y la familia  ( el orden de prioridad es difícil delimitarlo).

A grandes rasgos podríamos definir nuestra sociedad actual, atendiendo a los valores que dominan, así:
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• La velocidad, la inmediatez que facilitan las nuevas tecnologías.
• La búsqueda de placer rápido y de logros sin esfuerzo.
• La prioridad de la imagen y lo superfluo sobre los contenidos y los discursos meditados con sentido.
• La dificultad para comprometerse que incide en relaciones laborales, sociales y familiares sin consistencia.

En relación a la familia, este  tipo de valores surge en un periodo histórico donde los modelos familiares han sufrido vertiginosos cambios. De un modelo llamado “tradicional” en el que la familia, dentro de una sociedad fuertemente jerarquizada, pretendía mantener como valores el respeto a la autoridad, la educación y el esfuerzo, a un modelo de la “diversidad” en el que la núcleo familiar va perdiendo protagonismo en su convivencia con otros tipos de familias.
Es cierto que los padres se enfrentan   a diario a duros y largos días de trabajo y que, con la crisis, vivimos tan pendientes de la hipoteca, que nos olvidamos de imponer en casa un orden claro y racional, lo que en opinión de educadores y psicólogos, tiene consecuencias graves sobre la educación de los hijos. Y es que, por un lado, muchos se han negado a instaurar en casa el modelo autoritario bajo el que se educaron, pero tampoco han sabido encontrar uno nuevo. Y por otro, la ausencia del hogar crea un gran  sentimiento de culpa, que tratamos de compensar con concesiones, mimos y compensaciones materiales de todo tipo, lo que acaba forjando niños y adolescentes blanditos e inmaduros.

En esta evolución sociofamiliar se detecta una progresiva confusión de las funciones parentales, abandonando alguna pauta educativa tradicional por considerarla caduca, y asimilando o enfatizando otras como la sobreprotección o la permisividad

En relación a la escuela, sí , la escuela se ha de adaptar a la sociedad a la cual pertenece pero considero que  hasta un cierto punto. El límite se pondría en el hecho de que la escuela no pierda su función educativa: la transmisión de conocimientos y la adquisición de algunas pautas básicas para vivir en sociedad.

En los últimos años, el número de demandas y expectativas que pasan sobre la escuela ha crecido de manera considerable. Ha pasado de ocuparse únicamente de la instrucción del alumnado a ser responsable, casi única responsable, de su educación, con la inhibición relevante de muchas familias. Además se ha convertido en un elemento imprescindible para la cohesión social ( integración); se ocupa también de funciones culturales ( costumbres, fiestas populares..); de cuestiones sanitarias, de cuestiones terapéuticas, de la adquisición de aprendizajes útiles para la vida adulta ( conducir, cocinar..), de adaptación a un mundo de interconexión intercambios escolares; mundo tecnológico..)...

Es cierto que la escuela como equipamiento y servicio se ha ido adaptando en la medida de sus posibilidades a las necesidades de cada momento pero...¿No son muchas  responsabilidades las que tiene?

Hemos de ser conscientes , familia y escuela, de cuales son nuestras responsabilidades y funciones. La escuela no se puede convertir en un "parking" de niños y la familia no se puede convertir en un lugar de "sobreprotección" para los niños ya que nuestro horario laboral hace que dispongamos de poco tiempo para pasar con nuestros hijos. Entre todos hemos de trabajar conjuntamente para formar a niños responsables, independientes, con valores humanos y con actitud de esfuerzo. Es necesario que respetemos y valoremos el papel de cada uno.

Actualmente trabajo como profesora en el colegio en el que fui alumna. Pregunté a una de mis  profesoras  cual era la gran diferencia de la educación de antes (cuando yo estudiaba ) y la de ahora. Os lo resumiré en una foto (que vale más que mil palabras):
 
 

 
Tenemos que recuperar el  sentido común en la educación, respetar los roles de cada uno y disminuir la sobreprotección hacia nuestros hijos, su crecimiento será mucho más saludable:
 
  • Establecer  funciones parentales claras y jerarquizadas donde los padres asuman su lugar directivo en el crecimiento de sus hijos.
  • La manifestación de afecto y aceptación, necesarios para que el niño pueda sentirse seguro y confiado.
  • La disposición clara y precisa de normas y pautas que regulen la convivencia, evitando un estilo educativo que podríamos denominar “democrático”, antes de que los menores tengan derecho legal ni capacidad mental para “votar”.
  • La canalización de la actividad infantil hacia actividades artísticas, deportivas o culturales.
  • El establecimiento de lazos sociales y familiares consistentes.
  • La prioridad como objetivo de educar para la autonomía estimulando responsabilidades y la seguridad en sí mismo.

Un poquito de autocrítica siempre es sano. Reflexionemos sobre  la relación profesores-padres ¡Volvamos a ser aliados y no enemigos!



2 comentarios:

  1. Que buena foto, qué bien lo resume todo. Totalmente de acuerdo, los padres no deben desentenderse de su función educadora y ejemplarizante.

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  2. ¡Es una foto genial y muy real! Los padres deben seguir respetando a los profesores y valorar su trabajo. Si es así, el niño también lo hará y se verá recompensado en la actitud del niño hacia ellos y hacia la sociedad. Se trata de educarlos en la cultura del esfuerzo, el respeto y límites ¡Yes we Can!

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